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martes, 8 de octubre de 2013

Oda a un cambiador

Se acabó. Ayer tiramos el cambiador. Ya estaba sólo de decoración en el baño y molestaba más que otra cosa. Estaba ya muy roto y no lo usábamos, y tampoco podíamos venderlo en segundamano.es como hemos hecho con otras cosas de niños. En fin, que tirar un cambiador viejo no tendría más importancia, pero dejadme que le dedique un post porque se lo merece.
 
cambiador-de-niño-en-la-basura
Nuestro cambiador junto al contenedor (con filtro vintage que le va al pelo)
 
Ha visto nacer y crecer a mis tres hijos y ahora desprendernos de él es como dejar atrás una etapa. Se acabaron los bebés en casa (porque ya tenemos muy claro que no va a haber más). ¡Y qué pena me da! Es, como dice mi compañera María (que también tiene tres), una especie de Síndrome de Estocolmo. Desde que nacen nos pasamos los días deseando (con mucha prisa) que pase todo. Que deje de despertarse por la noche, que deje de mamar, que coma sólido, quitarle el pañal, el chupete, el bibe...y llega un día en el que te das cuenta que se hacen mayores demasiado deprisa.
 
Así que nuestro cambiador me ha hecho reflexionar y ahora lo único que quiero es que los días pasen despacio, despacio. Y disfrutar de cada momento. De llevarlos al cole, de recogerlos en el cole, de hacer recetas con ellos, de ayudarles con los deberes, de preparar sus cumples, de hacer excursiones, de escucharles en sus conversaciones de niños, de hacer manualidades, de ver películas, de acostarlos, de viajar... de tantas cosas, que podría llenar este post. Y cuantas más me quepan en un día, ¡mejor!

lunes, 2 de mayo de 2011

Mañana concilio otra vez

Se acabó lo que se daba. Mañana me reincorporo a trabajar (fuera de casa). No seré la primera en afirmar que no existe la conciliación, sino la renunciación. Está claro que hay que renunciar a una cosa o a la otra. O dejas de ver todo lo que te gustaría a tus hijos o te resignas a no poder ocupar un puesto de responsabilidad de por vida. Esta es al menos mi experiencia tras pasar por tres grandes empresas. Yo elegí sin dudarlo disfrutar de mis hijos y a pesar de tener una jornada reducida, la conciliación es dura.

Queda al menos otro siglo para que las empresas concilien de verdad, con flexibilidad de horarios, permitiendo el teletrabajo de forma parcial o incluso para alargar la baja maternal, incrementando los beneficios sociales ofreciendo ayudas para guarderías, sustituyendo las bajas maternales y no permitiendo que el trabajo se reparta entre otros trabajadores durante casi cuatro meses sin pensar en la sobrecarga que eso puede causar... en fin, la lista podría ser laaaarga. Lo peor es que queda al menos otros siglo más para cambiar la mentalidad de los empresarios, para que se convenzan de que las madres trabajadoras rinden, son resolutivas, proactivas, organizadas.... ¡Pero si es lo que aprendemos al cuidar a nuestros hijos cada día!

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