Con eso de que ahora se hace de noche tan pronto, pasamos más horas en casa, así que tengo que ingeniármelas para que mi mediano no se pase las horas pegado a la tele, que le encanta.
El otro dia tenía varias cajas por casa de mis compras online (que cada vez son más que las tradicionales, ¡no tengo tiempo!) y me acordé de una manualidad que recomendaba Baballa en su blog hace tiempo (quien no la siga que lo haga, que es buenísima). Así que le propuse hacer un garaje con una de las cajas de cartón más grandes. La pusimos en vertical, le cortamos las tapas y las pegamos con cinta adhesiva a modo de carretera.
Después le pintamos un paso de cebra, las líneas de la carretera, hicimos un helipuerto... La cosa se fue liando, liando y se sumó la mayor cuando vio las témperas y luego la pequeña al ver el festín.
Más pinturas, las acuarelas, el celo, el pegamento y por último los clics que nos regalaron cuando fuimos a ver la fábrica de Playmobil.
El garaje fue evolucionando a ciudad y llegó el zoo, la piscina, el lavadero de coches... La cosa duró dos tardes enteras y yo iba consiguiendo que me obedeciera diciéndoles que íbamos a seguir decorando nuestra caja de cartón. Ja, no me lo podía creer!
El lavadero, no me digáis que no está genial!
Y el helipuerto.
Por la parte de atrás de la caja, la mayor pintó ventanitas para que pareciera un edificio y al mediano se le ocurrió hacer una chimenea con un rollo de papel higiénico vacío que luego pintaron de negro.
A la pequeña tuvimos que darle otra caja para hacer su propia creación, porque si no era un peligro con el pincel en la mano. No le quedó nada mal ;)
Pues ya véis, con unas cajas de cartón todo lo que se entretuvieron. Yo me acordé de la campaña del palo de MinuteMaid y sobre todo del mensaje de volver a disfrutar de las cosas sencillas, porque se puede. Claro que sí.
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