Vayas o no con niños de viaje a Ámsterdam, aquí van algunos consejos que no te puedes perder en la capital de los Países Bajos.
Qué ver y hacer en Ámsterdam
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Free tour: Desde que lo probamos la primera vez en
Munich, siempre empezamos con una de estas
visitas guiadas para conocer la ciudad que visitamos. Esta vez repetimos con
Sandemans y vuelvo a recomendarlo al 100%. Es fundamental saber dónde estás, el pasado y el presente de donde viajas, si no, no te enteras de la mitad. Es también una forma de orientarse nada más llegar y de saber dónde están los imprescindibles si tienes poco tiempo. Nuestra guía fue una simpática toledana con nombre vasco que nos tuvo entretenidos y atentos durante todo el tour.
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Casa de Ana Frank. Es uno de los atractivos turísticos más visitados de Ámsterdam. Y es que lo merece. Casas como las de Ana hubo muchas por desgracia, pero el diario de esta niña judía que estuvo escondida con su familia durante casi dos años, hizo que su historia se conozca en todo el mundo. Lo más importante:
solo venden las entradas online y se ponen a la venta dos meses antes, así que si estás preparando ya tu viaje a Ámsterdam, cómpralas. La otra opción si ya no hay entradas es probar suerte el mismo día de tu visita o la tarde de antes, pues un 20% de las entradas se ponen a la venta online desde la tarde de antes. A nosotros nos funcionó, pero estuvimos conectándonos mil veces. Las entradas son cada cuarto de hora, te dan audioguía en castellano y la visita te llevará aproximadamente una hora. Es un imprescindible en Ámsterdam y vale absolutamente la pena. La casa es un museo en toda regla, con una primera parte que te introduce en la época y una segunda que es la casa en sí, tal y como era, pero sin el mobiliario, aunque hay fotos en cada estancia de cómo era para que te puedas hacer una idea. Está todo muy bien explicado y los audios te transportan a la época. Yo salí con la piel de gallina, pero es importante que llevéis a vuestros hijos (a partir de 7 años) para que conozcan la parte fea de la humanidad, que aprendan a ser tolerantes y que horrores así no tengan que volver a suceder. La
entrada es gratuita para menores de 9. Entre 10 y 17 años pagan 5 € y los adultos, 10 €.
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Paseo por los canales. Hay muchas
empresas,
todas más o menos con el mismo precio y recorridos iguales, así que id directamente frente a la estación central y comprar allí los billetes, en el mismo embarcadero desde donde salen los barcos. El trayecto es de 70 minutos y cuesta 16 euros para los adultos y 8 para los niños, con audioguía en castellano. Es otra forma de ver Ámsterdam, ¡desde el agua!
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Museo de las Ciencias: Si váis con niños y tenéis tiempo, es muy recomendable para pasar medio día. El edificio es muy peculiar y fácilmente reconocible por su arquitectura, que
llama la atención desde bien lejos. Hay cuatro plantas y una azotea (con bar y restaurante y muy buenas vistas de la ciudad), cada una con una temática distinta: el espacio, la energía, el cuerpo humano… Está todo super cuidado, y a diferencia de algunos museos españoles,
¡todo funciona!, no hay colas, hay talleres a menudo para hacer en familia muy interesantes, un estudio de televisión donde probar el chroma, un laboratorio donde hacer experimentos...un sí bien grande al NEMO Science Museum de Amsterdam! Cuidado con el horario, que como el resto de museos,
cierran pronto; éste a las 17:30. Los menores de 3 años no pagan y el resto, tengan la edad que tengan, pagan 16,50 €.
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Biblioteca: No creo que hayas visto una
biblioteca como la de Amsterdam. La planta baja es la de los niños. Lleva allí a tus hijos, porque van a flipar. Todos los libros están en holandés, pero eso es lo de menos.
Hay una cama gigante desde donde hojear los miles de libros que hay allí y hasta ¡se puede jugar!!!, quitarse los zapatos, usar los ipads… guárdate una horita para que la vean los niños mientras los mayores descansáis. Después subid a la última planta (por las escaleras mecánicas, y así váis viendo el resto de salas para los adultos). Las
vistas son espectaculares y si hay hambre, aprovechad para comer o cenar allí en el restaurante La Place. Hamburguesas, pizzas, bocadillos...a buen precio. La cocina cierra a las 21:00, aunque el restaurante está abierto hasta las 22:00 h. Otra opción es el italiano
Vapiano, justo al salir de la biblioteca. Un self service con pizzas, ensaladas y pizzas bueno y barato. (hay otro en el centro, en Amstelstraat).
Cómo moverse
Ámsterdam se puede recorrer bastante bien a pie. Y cómo no, en bicicleta, el medio de transporte por excelencia del país. Mucho cuidado con las bicis, van rápidas y tienen preferencia, así que noi se te ocurra protestar si se te cruza alguna.
Si vuestro hotel está lejos del centro, hay una
buena red de autobuses, metro y tranvías. Desde la estación central salen un montón de tranvías que conectan con el resto de la ciudad. Los billetes son caretes: 3 € los adultos y 3,75 € para los niños (este último es válido para 24 horas y los niños menores de 4 años no pagan billete). Hay también billetes para 24, 48 y 72 horas. Podéis consultar las tarifas
aquí.
Qué comer en
Ámsterdam
Dicen que la
gastronomía holandesa no es para echar cohetes. Es cierto que no es su fuerte,
pero si vas a Holanda no puedes dejar de probar lo más típico:
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Quesos, muchos quesos! Gouda, Edam o Maasdam son los más conocidos y dan nombre a ciudades. Pruébalos todos, que no te lo cuenten! En las tiendas y puestos de la calle los venden a peso o por piezas y los envasan al vacío para llevártelos a casa.
-Stamppot, un estofado de puré de patata y zanahoria como base, sobre la que se coloca una
gran albóndiga de carne o una salchicha (normalmente dan a elegir en
los restaurantes). Un buen lugar para probarlo es la taberna
Sonneveld, en el barrio Joordan y cerca de la Casa de Ana Frank,
(Egelantiersgracht 72).
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Pofertjies: son
unos mini crepes (pero mini, mini), se venden de seis en seis, los hacen al momento y pueden
acompañarse de Nutella y azúcar glass.
-Pannekoeken o
crepes en cristiano. Dulces o salados, rellenos de lo que quieras, por toda la ciudad.
-Más dulce! Está claro que como los holandeses lo queman todo yendo a todas partes en bici, se lo pueden permitir. Los stroopwafels, galletas rellenas de crema de caramelo para chuparse los dedos.
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Croquetas: las más famosas son las de la cadena
Febo, las encontrarás por todo Amsterdam. Las típicas son las hechas con carne de ternera holandesa, pero hay también veganas y en los locales de Febo pueden comprarse hamburguesas, helados, y pollo en distintas versiones. Lo más curioso de los FEBOs es que no hay servicio, sino que todo está en unas casillitas en las que metes el dinero y te lo cojes tú mismo. ¡Hay que probarlo!
-Bacalao rebozado o kibbeling: es típico de la costa holandesa, pero fácil de encontrar por toda Holanda.
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Bocadillos de
arenque (o el arenque solo). Son también más propios de los pueblos costeros. Es un arenque
macerado que se acompaña de cebolla picadita y pepino en vinagre
(pepino y no pepinillo, ya veréis el tamaño). Puede tomarse en
bocadillo, con el típico panecillo de los perritos calientes o solo. Está buenísimo si te gusta el pescado.
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Patatas fritas! No te imaginas que las patatas fritas puedan ser la estrella de alguna cocina, verdad? pues en los Países Bajos lo son. Las veréis por todas partes, hasta en puesto comida callejera. Y lo curioso es que
las comen con mayonesa (y otros muchos más tipos de salsa). Hay un lugar famosísimo en Amsterdam, el
Vleminckx. Se recomienda en la guía Lonely Planet, así que las colas son de miedo y a nosotros no nos apeteció hacerla, así que no os puedo decir si se merecen la fama.
Un buen escaparate de la gastronomía holandesa más típica está en el
mercadillo de Albert Cuyp. Allí hay puestos de comida donde probar todas las recomendaciones de este post. Un mercado muy curioso, donde se mezcla comida con verdura, fruta, pescado, flores, plantas, ropa y souvenirs. Ah! Y levantad la vista, porque los edificios de las calles del mercadillo lo merecen.
Lo que no recomiendo
El mercado de las flores si no es primavera, porque solo ves bulbos y más bulbos y souvenirs turísticos.
Las famosas letras I Amsterdam, delante del museo Rijksmuseum. Porque es algo artificial y porque está petado de gente, casi no hay ni hueco para posar. Aún así, si quieres la foto, pues hay que ir.